Viñedos de 30 años de edad. Este sistema de elaboración permite que el vino mejore en botella durante unos meses y se encuentra adecuado para su consumo durante dos a tres años. Se realiza una esmerada y laboriosa fermentación en barricas de roble americano en las que también tiene lugar la fermentación maloláctica. El resultado es una nariz de aromas ensamblados perfectamente a frutos silvestres (mora, zarzamora, grosella y casis) con atrayentes notas de madera (especiados tostados y torrefactos). Una sinfonía en perfecto equilibrio.
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